Las enfermeras comunitarias manifestamos nuestro radical desacuerdo y profundo malestar con el Gobierno a la hora de configurar el comité de expertos para configurar el desescalamiento de la epidemia de COVID19 en nuestro país.

Es injustificable que en dicho Comité no se haya incluido a las enfermeras, especialmente en el Año Internacional de las Enfermeras y las Matronas, en la que tanto la OMS, como el Consejo Internacional de Enfermeras exhortan a los Gobiernos a que las enfermeras tengan máxima representatividad en los órganos de decisión en políticas de salud y en gestión de servicios sanitarios.

Es inadmisible que en una crisis sanitaria sin precedentes como la que estamos viviendo, en la que las enfermeras están siendo el recurso esencial para hacer frente a la epidemia, no se las tenga en cuenta a la hora de decidir, planificar y gestionar.

Es un desprecio ofensivo hacia un colectivo que sustenta el Sistema Nacional de Salud y que jamás ha dado la espalda a ningún reto y siempre está ahí.

Es de una ignorancia manifiesta desaprovechar el conocimiento y competencias de las enfermeras, especialmente las enfermeras especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria, en un proceso como el desescalamiento, que estará totalmente ubicado en el entorno comunitario.

Según las competencias que el Estado tiene atribuidas a las enfermeras especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria (Orden SAS/1729/2010, de 17 de junio), la Enfermera Familiar y Comunitaria mantiene un compromiso y orientación a las personas, familias y comunidad y con los sectores sociales más desfavorecidos, coopera y participa activamente con las organizaciones y redes comunitarias, organizaciones no gubernamentales, asociaciones de ayuda mutua. Todo este tejido familiar y comunitario es con el que interactúan a diario con las enfermeras comunitarias y serán nodos clave para el desescalamiento. ¿Cómo se entiende que no haya enfermeras planificando este proceso?

El Gobierno olvida (porque no puede ignorar) que las enfermeras comunitarias tienen una profunda formación y competencias vinculadas con la salud pública y comunitaria, relativas al diseño de programas de educación para la salud, a vigilancia epidemiológica y medioambiental, y a situaciones de emergencia y catástrofe. Además, sus competencias comprenden la identificación de las necesidades de salud de la población y la gestión de cuidados y servicios en cualquier ámbito (centro de atención, domicilio, escuela, lugar de trabajo…). Sus competencias también incluyen establecer y dirigir redes centinelas de epidemiología de los cuidados, desarrollar indicadores de actividad y criterios de calidad de los cuidados en el ámbito familiar y comunitario, diseñar y desarrollar estrategias de intervención y participación comunitaria, centradas en la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, responder eficazmente a las necesidades de la población con enfermedades crónicas prevalentes, a las situaciones de discapacidad, de riesgo de enfermar y de fragilidad y favorecer el funcionamiento de los equipos multiprofesionales del ámbito comunitario y de la Salud Pública.

La Federación de Asociaciones de Enfermería Familiar y Comunitaria (FAECAP) exige que de forma inmediata se incorpore a la comisión que planificará el desescalamiento del confinamiento a enfermeras especialistas en Enfermería Familiar y Comunitaria. Su ausencia es una decisión política y corporativa, no estratégica, ni fundamentada en el conocimiento científico.

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